
A través de sus manifestaciones escritas una empresa habla de sí misma: consolida su imagen, genera negocios, establece contactos, gana clientes, resuelve conflictos y salva errores. Por eso es clave que los textos sean claros, eficientes y sencillos, una tarea nada sencilla pero fundamental en la que cada vez más compañías entrenan a sus empleados.
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